Empresas que buscan rockstars, ninjas, gurús, expertos... Las referencias que tenemos de otras personas de la comunidad que vemos como grandes cracks, grandes contribuidores, gente preparadísima que parece que siempre está a la última y sabe muchísimo de todo. A menudo nos marcamos como objetivo tener ese estatus, más allá de senior. Queremos dar charlas, publicar artículos, contribuir y tener un montón de cosas super molonas en nuestro GitHub, quizá para que algún día, cuando lo consigamos, sintamos que podemos trabajar donde queramos y nos paguen lo que pidamos.
Cuando uno se plantea algo así, ¿está persiguiendo un sueño real o soñando con unicornios? ¿Es realista aprender y dominar tantos lenguajes, frameworks, tecnologías, patrones, herramientas, en un mundo el que cada vez parece que hay más y que es tan cambiante? ¿De verdad queremos y podemos dedicar tantas horas a aprender y a contribuir? ¿Es realmente nuestro sueño, nuestra pasión? ¿Y si tenemos otras aficiones? ¿Y si somos padres? ¿Y si nos gusta tener vida social más allá de los eventos y el trabajo? ¿Es posible compaginar todo eso? ¿Tiene sentido?
Así es normal que sintamos ansiedad por tener más tiempo para aprender y hacer más cosas, para dar más, para ser mejor. Que sintamos inseguridad para atrevernos a trabajar en una determinada empresa, proyecto o tecnología, o el síndrome del impostor cuando creemos que las expectativas están por encima de lo que realmente somos. O que nos falte vulnerabilidad para reconocer lo que no sabemos, tratar de dar la impresión de que sabemos mucho de algo que apenas hemos tocado, ante un cliente, ante nuestros compañeros de trabajo, o ante la comunidad. Son síntomas de la presión de tener que ser algo más y distinto a lo que somos, de lo que se supone o suponemos que debemos ser.
Te invito a reflexionar conmigo sobre estos y otros temas, de manera sincera y vulnerable.
Cuando uno se plantea algo así, ¿está persiguiendo un sueño real o soñando con unicornios? ¿Es realista aprender y dominar tantos lenguajes, frameworks, tecnologías, patrones, herramientas, en un mundo el que cada vez parece que hay más y que es tan cambiante? ¿De verdad queremos y podemos dedicar tantas horas a aprender y a contribuir? ¿Es realmente nuestro sueño, nuestra pasión? ¿Y si tenemos otras aficiones? ¿Y si somos padres? ¿Y si nos gusta tener vida social más allá de los eventos y el trabajo? ¿Es posible compaginar todo eso? ¿Tiene sentido?
Así es normal que sintamos ansiedad por tener más tiempo para aprender y hacer más cosas, para dar más, para ser mejor. Que sintamos inseguridad para atrevernos a trabajar en una determinada empresa, proyecto o tecnología, o el síndrome del impostor cuando creemos que las expectativas están por encima de lo que realmente somos. O que nos falte vulnerabilidad para reconocer lo que no sabemos, tratar de dar la impresión de que sabemos mucho de algo que apenas hemos tocado, ante un cliente, ante nuestros compañeros de trabajo, o ante la comunidad. Son síntomas de la presión de tener que ser algo más y distinto a lo que somos, de lo que se supone o suponemos que debemos ser.
Te invito a reflexionar conmigo sobre estos y otros temas, de manera sincera y vulnerable.